miércoles, 17 de junio de 2015
viernes, 27 de marzo de 2015
Escuadrón
Para estar unas
horas con sus pequeños hijos,
Toma la carretera
muy de noche, extenuado.
Los desvelos en
la obra hacen su travesura
Y en una negra
curva se vuelca a la cuneta.
De las sombras
emerge un escuadrón de niños.
Sincronizados,
raudos, se adueñan del siniestro.
Uno entra a la
cajuela. Otro entra a la cabina.
Mientras dos más
se ocupan del conductor noqueado.
Por asfixia
rematan lo que el choque hizo a medias.
En diez minutos
cortos vuelven a la penumbra.
Llegando a casa
entregan el botín a un adulto.
Portafolio, laptop,
reloj, cartera, gafas.
Sólo guardan para
ellos los pequeños retratos
De tres niños sonrientes y su madre burguesa.
A partir de
mañana los harán personajes
De la historia de
hechizos que ilumina sus días.sábado, 14 de febrero de 2015
Semanario
Odio que mi vida esté parcelada en semanas
Alvar Torres
Los domingos son rancios por su regusto a lunes.
Los sábados los anteceden, anticipan y --aunque ebrios--
ocultan mal su tristeza y pesadumbre
que estropea los viernes.
Ah, la volátil efusividad de los viernes
manchada de origen por la tinta onerosa
de pasado mañana...
Martes, miércoles, jueves de vacío...
Así el amor,
con sus viernes de encuentro y locuacidad,
tiene sus sábados de efusiva alegría,
veteada de ásperos augurios
y sus domingos serios,
en los que amanecemos
nos miramos a la cara y nos reconocemos
--marcados de ocultas añoranzas--
como los extraños que se desperdirán
el lunes temprano en un andén
del metro cotidiano y no,
no voltearán.
Martes, miércoles, jueves de vacío.
Alvar Torres
Los domingos son rancios por su regusto a lunes.
Los sábados los anteceden, anticipan y --aunque ebrios--
ocultan mal su tristeza y pesadumbre
que estropea los viernes.
Ah, la volátil efusividad de los viernes
manchada de origen por la tinta onerosa
de pasado mañana...
Martes, miércoles, jueves de vacío...
Así el amor,
con sus viernes de encuentro y locuacidad,
tiene sus sábados de efusiva alegría,
veteada de ásperos augurios
y sus domingos serios,
en los que amanecemos
nos miramos a la cara y nos reconocemos
--marcados de ocultas añoranzas--
como los extraños que se desperdirán
el lunes temprano en un andén
del metro cotidiano y no,
no voltearán.
Martes, miércoles, jueves de vacío.
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