viernes, 2 de diciembre de 2011

Mirador

Las gentes vienen y se van de mí.

Los miro acercarse, hablarme, pedirme,

darme, rozarme, herirme, acariciarme.

Los veo alejarse llevándose palabras que olvidan.

Dejando ásperos lazos de emoción y listones de risa.

Dejando incontrolables ciclos de recuerdos,

loops en el video sísifo sin fin de mis insomnios.

Por eso vine hasta esta torre, hasta este mirador,

en este gran cruce de caminos. A ver gente

acercarse y alejarse . A leer

en sus rostros vidas e intenciones.

A imaginarme su colega, su amigo,

su hermano, su rival… Ahora se acercan

y alejan sin herirme, sin rasgar

con sus aromas mi renqueante memoria,

sin acabar con mi resto.

Foco

Al irte olvidaste apagar el foco de la sala.

Yo lo dejé prendido días, meses, años.

Era uno uno de esos focos largavida.

Al principio esperaba que tú volvieras a apagarlo

como habías hecho siempre.

Ardiendo acumulaba polvo, telarañas

como el resto de la casa.

Al despertar muchas veces en la madrugada,

con resaca y torpor, me hipnotizó su brillo.

Supe así que estaba mágicamente unido a tu corazón.

Y empecé a temer el temblor que anticipara

su último latido.