Poseer
una grúa en Berlín. 40 toneladas.
Ser
dueño de una ametralladora en Bagdad.
O de la
cama de Devon Aoki en Nueva York.
De lo
que cae del cielo junto al cristo del Corcovado.
Una
aduana en Tijuana.
Los derechos
de autor de La que se fue.
Y que
fluya pasta como Papaloapan
e
ilumine la vida de tus niñas queridas.
Que te
llamen a diario para cantarte cuentas.
Y que tú
nunca estés pues pasearás ocioso
por los
parques de Bagdad, Berlín, Río,
Nueva
York, Tijuana…
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