Las gentes vienen y se van de mí.
Los miro acercarse, hablarme, pedirme,
darme, rozarme, herirme, acariciarme.
Los veo alejarse llevándose palabras que olvidan.
Dejando ásperos lazos de emoción y listones de risa.
Dejando incontrolables ciclos de recuerdos,
loops en el video sísifo sin fin de mis insomnios.
Por eso vine hasta esta torre, hasta este mirador,
en este gran cruce de caminos. A ver gente
acercarse y alejarse . A leer
en sus rostros vidas e intenciones.
A imaginarme su colega, su amigo,
su hermano, su rival… Ahora se acercan
y alejan sin herirme, sin rasgar
con sus aromas mi renqueante memoria,
sin acabar con mi resto.