Los números le hablaban.
El 9 pss pss pss desde niño
le secreteaba. “Aléjate de aquí
bribón" le dijo el 17 y el 91
lo acalambró con silencios.
Entre el 33364 y sus factores
lo hicieron reír aquella noche
de cuentos y gesticulación.
Le hablaban desde afuera:
desde las placas de los coches,
las carrerillas de los elevadores,
las listas de la lotería.
Le hablaban desde dentro:
en sueños, en ensueños lo visitaban
estocásticos, cáusticos y solitarios,
o en corros interminables, escandalosos.
Podía recordar exactamente el sitio,
el día en el que estaba cuando se
apareció tal cifra. Y podía siempre
repetir sus palabras locuaces, amorosas
amenazadoras. Le aterraba la visita
de aquel número salvaje
al que los primos aludían
sin pronunciar el nombre.
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