Para todo día existe alguien para quien ese día es el día más feliz de toda su vida.
Un día es día si cobija la felicidad de uno.
El día sobrevive en la felicidad, se atenúa con ella; mueren juntos.
Hay quien busca su día días y días.
Otros se alejan, condenados, de su día.
Cada amanecer arroja su atarraya de resplandor sobre los hombres inermes. Si hay fortuna alguno se enredará, encenderá y será su día.
Triste es el día que no incendia de uno la felicidad.
Desgraciado es el día que olvida a quien ha hecho feliz.
Y más desgraciado es el día que es olvidado.
Para todo día existe una noche helada que lo espera paciente, agazapada.
...y de pronto anochece
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