domingo, 30 de septiembre de 2007
Vestir los pies
Siempre he sentido pereza de ponerme los calcetines, de calzarme los zapatos, de amarrarme las agujetas. Que esas dos porciones de mi cuerpo necesiten tales cuidados me atosiga. Por su lejanía, las contorsiones que exige me enfadan. Mirarse los pies es como ver a la distancia. Como dejar escurrir la vista a los confines. Como habitaciones excesivas, los pies incomodan. Y cuando inopindamente los avistas te sorprenden.
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